Thursday, July 26, 2012

Aborto y silencio por José María Castillo



Ya lo he dicho en este blog. Y lo repito. Porque, entre tantos recortes con las incontables desgracias y sufrimientos que esta situación lleva consigo, ahora el ministro Gallardón nos anuncia una nueva cadena de desgracias y sufrimientos, que se podrían evitar. Y se tendrían que evitar. Digo esto porque una de las preguntas que más me inquietan estos días es la pregunta aquélla que, según los evangelios, tantas veces y en diversas situaciones hizo Jesús: ¿qué es lo primero y lo más importante en la vida, cumplir la ley o remediar el sufrimiento?
Es una pregunta que hay que afrontar. Porque en la vida se presentan con frecuencia situaciones en las que no hay más remedio que afrontarla. Es notable la cantidad de veces que, según los evangelios, Jesús curó enfermos precisamente cuando, según las normas que dictaban los escribas, estaba prohibido curarlos. Los paralíticos que Jesús curó en sábado podrían haber esperado al día siguiente. Y no habría pasado nada. Sin embargo, Jesús quiso dejar muy claro que lo más urgente en la vida es aliviar y, si es posible, suprimir el sufrimiento humano. Y suprimirlo aunque eso se haga incumpliendo una ley que Jesús vio que no se debía cumplir: la ley que anteponía la sumisión a la norma a costa de prolongar el sufrimiento humano. El Evangelio no soporta ese criterio.
Es un hecho que el delicado tema del aborto está sometido a un profundo debate en determinados supuestos. ¿Vamos a anteponer una cuestión debatida a un problema de consecuencias que no admiten duda y que son tan graves para una vida entera?¿Estamos seguros de que ésta es la solución que hay que dar en este caso?
Ahora bien, si es que esto es así, ¿qué explicación tiene el pertinaz silencio de los obispos españoles en este asunto tan extremadamente grave? ¿No estamos ante una situación que exige un pronunciamiento oficial y claro de la Conferencia Episcopal como tal?
Si la CEE calla en este caso, ¿no estaríamos ante un caso patente de silencio cómplice? Miedo da pensar que la Iglesia, mediante comportamientos de este tipo, nos esté diciendo que es más importante la sumisión a la ley que la supresión del sufrimiento de los más indefensos. Y quienes tengan obligación de hablar, por el cargo que ocupan, en este caso, pero no hablen, ¿no sería más honrado y coherente que dimitan de sus cargos, empezando por el señor Gallardón?
José María Castillo
Teología sin censura
RD

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