Tuesday, July 03, 2012

“HEMOS DE ASuMIR EL DESPERTAR ORGANIZADO DE LOS PuEbLOS”



Entrevista a Don Pedro Casaldáliga CMF



Nacido en Balsareny (Barcelona, España) el 16 de febrero de 1928, Don Pedro ha cumplido 84 años de edad. Hizo su primera profesión religiosa el 8 de 
septiembre de 1945 y la 
perpetua el 19 de marzo de 
1949. Fue ordenado 
presbítero el 31 de mayo de 
1952 y obispo el 23 de 
octubre de 1971, cuando el 
Papa Paulo VI le encomendó 
la Prelatura de Sao Félix de 
Araguaia (Brasil). 




 Después de su renuncia, 
continúa viviendo en Sao Felix como obispo emérito. Ha sido llamado el “obispo de los 
pobres” y su figura es clave 
para comprender la historia 
de la Iglesia latinoamericana en la 
era posconciliar. Su preocupación 
por todas las Iglesias, le ha 
constituido en un “pastor global”.




Agradecemos a Don Pedro su 
amabilidad para responder a esta 
entrevista.


NuNC: ¿Cuál es la situación 
actual de Don Pedro Casaldáliga: 
el ser humano, el discípulo 
misionero, el obispo?


D. Pedro Casaldáliga: La de un 
anciano de 84 años bajo el control 
omnímodo del Parkinson. La de
un discípulo de Jesús mal 
aprovechado en el seguimiento 
pero que ha mantenido la pasión 

por el Reino, con la opción por los 
pobres, como la gran motivación 
de su vida. La de un misionero

claretiano que reconoce haber 
fallado mucho como miembro de 
la Congregación, a la que debo
 casi todo. La de un obispo de 
frontera con posibles excesos 
pero también con realizaciones

 oportunas y arropado por una 
gran nube de testigos hasta el 
martirio.



Ahora ‘no hago nada’. Miro de aceptar con humor esperanzado las limitaciones que me impone el Parkinson y la solicitud de los que me acompañan. Tengo más horas de meditación, recibo visitas, escribo algunos mensajes y miro de corregir min impaciencias y mis incomprensiones. ¿Quién dijo
miedo habiendo Pascua?


NuNC: ¿Qué nos puede compartir de la valoración de su servicio como pastor en la Iglesia del Matto Grosso?

D. Pedro Casaldáliga: Afortunadamente tuve desde el principio de la Prelatura un equipo pastoral y he vivido la coyuntura histórica de la Iglesia del vaticano II y de Medellín, en compañía de grandes pastores y con pastorales de vanguardia evangélica, como las CEB, el CIMI, la CPT, la Vida Religiosa inserta, el diálogo intercultural, la solidaridad que hemos recibido. Siempre en la opción por los pobres.




NuNC: De las enseñanzas que le ha dado este pueblo y los pueblos latinoamericanos en general ¿Cuál valora más y por qué?



D. Pedro Casaldáliga: El espíritu de acogida, de hospitalidad, de "partilha" (compartir). La alegría contagiosa. la simplicidad y la sobriedad (que es un gran alerta a nuestro voto de pobreza), la proximidad samaritana, que ayuda para crear comunidad en la sociedad y en la Iglesia



NuNC: ¿Cuál es su percepción del momento actual que vive la Iglesia Católica?




D. Pedro Casaldáliga: Sin derrotismos, porque siempre cuenta la esperanza pascual, hay que reconocer que nuestra Iglesia vive una hora de decepción y de involución, de distancias dolorosas entre la institución y el pueblo. Falta proximidad en las estructuras y credibilidad.
Por contrapartida crece una fe adulta y corresponsable en muchos sectores del laicado. Pero hay una libertad de espíritu, que puede tener sus excesos pero que tiene mucho de vivenncia personalizada y comunitaria, signo de los tiempos, seguimeinto de Jesús y abertura profética al mundo de hoy.
El ecumenismo y el macroecumenismo se impondrán porque son un llamado del Espíritu de Pentecostés. porque son un llamado del Espíritu de Pentecostés.




NuNC: ¿Qué perspectivas vislumbra para la misión claretiana en las Iglesias de América Latina?


D. Pedro Casaldáliga: Se evitará la dispersión y se reforzará la vida comunitaria y el trabajo en
equipo, con la misión compartida de verdad. Hará suyas las Iglesias locales en que esté trabajando.
Vivirá siempre más la comunidad y hará comunidad. La condición de «viña joven» que
reconocía el fundador en Nuestra América nos obligará a responder 
con una misión apasionada (la

urgencia de Claret) y esperanzada a toda prueba. Hemos de asumir el despertar organizado de los
pueblos primigenios de nuestra Afroamerindia. 


El «servicio a la Palabra»  
habrá de ser siempre un servicio al grito del sufrimiento de las masas excluidas y un servicio al silencio impuesto por los varios poderes de este mundo. Y habrá de ser, personalmente y en comunidad, la acogida orante de la Palabra. Asumirá de lleno el desafío de los medios de comunicación.



Claretianos


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